Uninorte, Noticia Especial: ¿Es “Ser Pilo Paga” sostenible?
El programa bandera del Gobierno Nacional en materia de educación superior Ser Pilo Paga (SPP) tiene entre otros propósitos, aumentar el número de jóvenes bachilleres que ingresan a programas en educación superior, aumentar la cobertura en este nivel y generar mayores oportunidades de desarrollo entre las familias clasificadas en los niveles más bajos del Sisben. En el año 2016 el programa SPP inicia su segundo año de ejecución, con la vinculación de 12.505 nuevos estudiantes al sistema de educación superior en el país, quienes se suman a los 10.080 ya matriculados el año pasado (2015).
Sin duda, el programa ha servido para impulsar el acceso a jóvenes de escasos recursos a programas de nivel superior; así mismo SPP se constituye en un incentivo para aumentar el número de Instituciones de Educacion Superior con acreditación de alta calidad, al ser un prerrequisito para que dichas instituciones puedan constituirse en receptoras de estos estudiantes. Sin embargo, resulta claro que esta iniciativa del Gobierno Nacional ha generado una serie de debates e inquietudes, sobre la estructura y sostenibilidad del programa, entre otros aspectos.
En primer lugar, el programa no cuenta a la fecha con un soporte normativo que asegure su permanencia como elemento sustancial de la política educativa del país; esta situación puede representar un inconveniente para muchos estudiantes que pongan sus esfuerzos y expectativas en él a futuro, en caso de que no se logre dar continuidad al mismo.
En segundo lugar, aun no son claros los mecanismos mediante los cuales opera el retorno social de la inversión hecha por el Estado colombiano, en especial a nivel regional. Es claro que el programa debe reconocer el esfuerzo de los alumnos como el principal medio de acceso a éste escenario de oportunidad de estudio; pero es necesario pensar en otros mecanismos de distribución de beneficiarios, donde también se pondere las necesidades de desarrollo social en aquellas regiones que se encuentran en rezago en el país, así como los intereses y habilidades de los estudiantes que no se enmarcan en los que generalmente es considerado Ser Pilo, en este caso los resultados en pruebas de rendimiento académico.
Esto, sin dejar de lado la necesidad de garantizar la generación de mecanismos que aseguren el retorno de los estudiantes, a través de la promoción de programas donde se articulen actores productivos y sociales, locales y regionales para garantizar el ingreso al mercado laboral de estos futuros graduados en sus zonas de origen, generando condiciones que ayuden a darles motivos profesionales para retornar. No hacerlo, pudiese contribuir a ampliar brechas económicas y sociales ya existentes entre las regiones, a favor de aquellas zonas donde históricamente se ha contado con un mayor número de estudiantes con mejores puntajes en las pruebas Saber y donde las oportunidades laborales y profesionales resultan mayores.
En tercer lugar resultaría muy importante para aumentar el impacto del Programa SPP vincular iniciativas abocadas a fortalecer los procesos de orientación vocacional de los potenciales beneficiarios, así como al resto de los 470.000 estudiantes que se encuentran fuera del proceso por falta de cupos. Ello con un doble propósito: 1) garantizar que los estudiantes, en su mayoría con 15, 16 y 17 años (en palabras de la propia Ministra de Educación), cuenten con las herramientas suficientes para reconocer sus capacidades y logren escoger carreras que sirvan para su desarrollo personal, pero también del sector productivo nacional, regional y local donde hacen parte. Y 2) garantizar una mayor tasa de absorción del restante grupo de alumnos (no beneficiarios) en programas formativos que sean pertinentes a las zonas del país donde residan.
Por otra parte, no deben descuidarse otros escenarios formativos como la educación técnica y tecnológica, e incluso la formación para el trabajo y el desarrollo humano; en esta línea resulta fundamental avanzar rápidamente en la puesta en marcha del sistema nacional de educación terciaria, que se ha establecido en el Plan Nacional de Desarrollo vigente. No hacerlo pudiese contribuir a la pérdida de oportunidades para el desarrollo económico y social con que se cuenta en las regiones, al no tener capital humano ajustado a sus necesidades y su contexto.
Desde el Observatorio de Educación de Uninorte, creemos y compartimos el impulso hecho por este gobierno, en torno al Programa Ser Pilo Paga, por ello consideramos que resulta muy importante entender que ésta es una acción más y no debe quedar exenta de la generación de otras iniciativas orientadas a fortalecer el sistema educativo, de manera integral, desde niveles inferiores al superior y al interior de éste; hecho que se ha visto por ejemplo, reflejado en el impacto que ha traído este programa en torno al aumento del interés de las instituciones educativas a nivel superior por avanzar en los procesos de acreditación, al ser ello un pre-requisito para ser considerados sus programas como potenciales receptoras de estos estudiantes.
Es importante seguir haciendo seguimiento al programa y sus avances durante el 2016 y los próximos años, pero teniendo en claro lo aquí expuesto.
Equipo OECC