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“Un propósito en la vida, el mejor entrenamiento para el cerebro” ◇ Para jubilados​

“Un cerebro sano implica alimentarlo con trabajo cognitivo para evitar la neurodegeneración de ese órgano vital”
El eminente neurólogo Adolfo López Munain, considerado un sabio en materia del cerebro afirma, sin dudar, que “para tener un​ cerebro sano hay que alimentarlo bien”.
Y explica: “Cuando el cerebro, al igual que ocurre con la musculatura, se entrena, mantiene mejor sus capacidades que cuando no se entrena. Hoy sabemos que, de los mejores protectores de la expresión sintomática de la neurodegeneración, uno es el trabajo cognitivo. Si una función no se entrena, en el momento en que el aporte biológico empieza a fallar, decae”.​
Según el científico español “el tránsito de la vida activa laboral a la de jubilado, algunas personas lo entienden como un abandono de una serie de tareas que desarrollaban anteriormente. Esto es malo para el cerebro. La experiencia que yo tengo con las personas que envejecen exitosamente –y esto es algo que no depende solo de la voluntad individual sino de factores genéticos y ambientales– es que son aquellas que mantienen la actividad mental, sobre todo la propositiva. Son personas que tienen un propósito en la vida, algo por lo que se levantan todos los días y es algo que les interese”.​
Y afirma: “esto dependerá mucho de las circunstancias de salud de cada persona, no solo la cerebral sino la sistémica, la toma de medicamentos, la situación social, etc. Pero, a igualdad de todas estas condiciones, la diferencia fundamental estriba en tener un propósito, y esto se traduce en que son personas activas, que se programan, que tienen perspectivas de futuro”.
Estas personas, insiste el neurólogo, “no se plantean la vida como el tiempo que queda hasta la muerte, sino como un espacio pleno y rico de posibilidades. Son personas que miran al pasado pero sin nostalgia y proyectan sus intereses para el futuro.​

Por lo tanto, lo mejor para el cerebro es tener un proyecto.

“Muchos asumen la jubilación como la liberación del trabajo y que permite el ocio, es decir dejar de ser parte activa. Y eso no es bueno para el cerebro. El hecho de que uno transite de una vida laboral activa, con una serie de responsabilidades, a otra vida no significa que esa persona deba de dejar de participar activamente.​

Incluso en situaciones de enfermedades dolorosas o que menoscaban la integridad de la persona en todos los aspectos, el sufrimiento es llevado con una mayor tolerancia cuando hay un propósito. Hay situaciones que mantienen a algunos enfermos vitales, cuando hay un propósito para estarlo.​

  • Por el contrario, la persona que pierde el sentido de la vida, bien porque la enfermedad le ha puesto en condiciones extremas o porque la persona ha perdido ese interés al estar en un proceso depresivo o de otro tipo, probablemente esto acorta la vida.​

​ La actividad laboral, además, viene acompañada de una serie de elementos, no solamente los económicos sino el poder socializar con los compañeros del trabajo, estar en contacto con determinadas situaciones (dependiendo del tipo de trabajo), que de alguna forma son favorables para el desarrollo del mantenimiento cognitivo.

  • Pero no se puede generalizar porque cada mundo laboral es diferente y, obviamente, cuando un trabajo es alienante y no aporta ningún aspecto positivo, todos podemos entender que la jubilación se entiende como una “liberación” argumenta López Munain.

Si esto ocurriera, es imprescindible a la hora del retiro, proyectarse hacia una actividad conigtiva que cubra nuestros nuevos intereses o aptitudes.​

Julio 11, 2021