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“Personas que habían ingresado relativamente bien, poco después debían ser recluidos en UCI a punto de morir por covid19”: MD colombiano, del N Y University, en Manhattan: @MinSaludCol, @INSColombia

Boletín No. 334 de 2020

  • La voz de un colombiano al frente de la pandemia de covid-19 en Nueva York
  • – El doctor Luis Fernando Ángel, médico intensivista especialista en neumología intervencionista habla de las semanas de pico vividas en Estados Unidos.
  • -Analiza la situación de Colombia y las acciones dentro de los sistemas de
    salud.
  • Por: Estefanía Fajardo De la Espriella

Bogotá, 6 de junio de 2020. El fin de semana del 13 al 15 de marzo el doctor
Luis Fernando Ángel recuerda que estaba de turno en cuidados intensivos. Él, especialista en neumología intervencionista y director del programa de trasplantes del New York University, en Manhattan, empezaba a enfrentarse
al pico de la pandemia de covid-19 en Nueva York, Estados Unidos.

“Me tocaba hacer la selección de pacientes que iban entrando hospitalizados en el piso para ingresarlos a las UCI. Era inimaginable el número de pacientes:
40 consultas nuevas para subirlos a UCI en dos días y así ponerlos en
ventilador. Eran personas que habían ingresado relativamente bien, con dos
litros de oxígeno, y en un momento ya estamos yendo para las UCI porque se
estaban muriendo por falta de capacidad respiratoria y con unas radiografías
horribles”, recuerda el médico.
Para este galeno no hay neumonía que se pueda comparar con la severidad
de esta enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2. “Ya una vez los
ubicábamos en UCI lo que seguía era la cantidad de complicaciones, no
solamente pulmonares sino de otro tipo de enfermedades como ACV. Casi que
un 30% nos hicieron falla renal y estuvimos a punto de que se nos acabaran las máquinas de diálisis, entonces tuvimos que hacer diálisis peritoneales;
también había gran cantidad de embolismos pulmonares, neumotórax,
infecciones tardías… es inimaginable”.
Él, que no abandona su acento paisa, graduado de la Universidad Pontificia
Bolivariana, destaca lo hecho en Colombia tratando de prevenir el pico de esta enfermedad. “Porque en sistemas de salud, donde no existen los recursos que
se tienen acá, la capacidad de incrementar desde 20 camas de UCI, a llegar a tener 56 pacientes hospitalizados en 12 semanas, y en un momento 170-180 pacientes al mismo tiempo en ventiladores, es algo muy difícil de manejar”, explica.

Por lo cual, agrega, es muy importante tratar de prevenir “y eso es lo que han
hecho exitosamente en Colombia, pues que todavía hay casos, y hay lugares
donde hay más, pero el sistema de salud todavía puede manejar estos volúmenes mientras eviten estos picos y estas oleadas de la enfermedad”.

Su experiencia

“Desde febrero y marzo se habían armado todos los preparativos en lo posible
para la llegada de algo que se había escuchado en Italia y por supuesto en
China”. Así va relatando el doctor cómo empezó a llegar la información del
covid-19 y el proceso para prepararse.
Sentía que realmente no estaba pasando, porque pasaban cinco o seis
semanas y no llegaban los pacientes. “Pensábamos ¿será que no llegarán los
pacientes?, pero el 10 de marzo ingresa el primero. Esa primera semana
ingresaron aproximadamente cinco pacientes y yo pensaba que no iba a ser
tan impresionante”, en esa fecha, agrega, ya tenía a cargo unas unidades de
cuidados intensivos.
En su hospital hay cerca de 60 camas designadas para UCI, quirúrgicas y
también para cuidados médicos. Ese fin de semana cada 12 o 14 horas tenían
que abrir una nueva unidad de cuidado intensivo. “Esta ola de pacientes es
una cosa fuera de toda la realidad”, asegura.
Desde marzo 10 hasta el hoy su sistema ha recibido 4.660 pacientes que han
resultado positivos para covid-19, “de esos admitimos casi 900 pacientes en
las UCI y ubicamos en ventiladores cerca de 850 pacientes; es decir, casi todos
los que se hospitalizaban se ponían delicados y teníamos que ponerlos a la
mayoría en respiradores”.
Hace una pausa en su narración y luego dice: “honestamente, son los más
enfermos que he visto en toda mi experiencia en cuidados intensivos y en
hospitales de alta complejidad. Yo me dedico a manejar pacientes de
trasplante de pulmón durante toda mi vida profesional. Estos son pacientes
con una mortalidad altísima”, asevera.
Y, como si de una operación matemática estableciendo probabilidades se
tratara, explica la gravedad de este tema, las complicaciones que se podrían
presentar y todo para lo que se prepararon. “Es una enfermedad respiratoria
supremamente severa de la cual se conocía muy poco y con una literatura muy
débil. Básicamente la información que teníamos eran unos reportes que
decían: esta enfermedad es terrible en China y en Italia y se están muriendo
todos los pacientes”.

Se pudieron sacar muchos pacientes adelante, asegura. “En algunos, que
estaban muy enfermos aunque no a punto de morir, se les practicó las
traqueostomías y cerca del 75% sobrevivieron, que es una de las mejores
cifras del mundo; cerca de un 23% de los pacientes se nos murieron en los
primeros cinco días porque ya tenían muchas enfermedades de base; a otro
grupo de pacientes que pudimos poner en ECMO porque eran más jóvenes o
tenían mejores condiciones y, aunque con ellos no ha ido bien, todavía
tenemos algunos que llevan más de 45 días y tenemos un par con 60”.
Es claro en decir que no hay nada que se vaya a encontrar en la literatura que
entregue una razón para manejar a los pacientes de otra forma como ya se
han venido manejado. Sin embargo, sostiene, “es importante tener todas las
precauciones para que no se infecte nuestro personal médico, enfermería,
terapia respiratoria, las personas que asean y arreglan las habitaciones. Todo
el personal”.

Colombia

“En nuestra sociedad colombiana y por el cariño que tenemos hacia nuestros
familiares, abuelos, padres tíos, lo mejor que podemos hacer es evitar que
ellos tengan una infección, es decir, el distanciamiento social”, es lo primero
que dice al ser preguntado por la situación en su país natal.
Son claras las afectaciones económicas de una cuarentena en los hogares,
pero señala que, a partir de su experiencia, se debe tener como premisa el
autocuidado y ahora, en tiempo de apertura gradual, intensificar esas medidas
de protección.
“Sabemos que están sufriendo desde el punto de vista económico,
desesperados por no poder estar afuera, por no poder hacer cosas que
disfrutaban. Pero hay que pensar en las personas que tanto queremos que son
a los que peor les va. Gente joven o que no tenga ninguna enfermedad mejor
les va. Hay pacientes jóvenes que tenemos en ECMO, pero hay pacientes de
más de 65 años o con algunas enfermedades que son lo que más sufren, por
eso lo más importante es el distanciamiento”, recomendó.
Los que fallecen, dice, son las personas más vulnerables como nuestros
padres, tíos, abuelos, “porque ellos dieron todo por nosotros y tenemos que
devolverles esto y ser responsables”.
Esta es una enfermedad, como otras que siguen siendo muy severas, pero la
diferencia radica en que “esta que destroza los sistemas hospitalarios y llega
a niveles de ocupación que no sean sostenibles”.

“Es difícil, pero es bueno que se feliciten por lo que lo han hecho, porque lo
que hemos vivido acá es inimaginable y es la peor situación que uno puede
haber visto como médico, de ver el volumen de pacientes tan impresionante
que muere es indescriptible y que la gente que no lo vive no lo entiende, pero
sí sepan que están haciendo lo correcto”, afirma el doctor.

Sus rutinas

Es esposo y padre de tres hijas. Recuerda que en la primera semana de la
pandemia una de sus hijas fue uno de los casos confirmados por lo cual todos
en casa hicieron el debido aislamiento.
Luego de eso, sus rutinas de autocuidado y desinfección son las que se han
recomendado siempre y que deben seguirse de manera estricta para la
protección personal y de quienes le rodean. “Antes de entrar al hospital me
ponía la ropa adecuada. Apenas salía me cambiaba y al llegar a casa procedía
a bañarme rápido”.

Sin embargo, para el momento del pico, aproximadamente por unas seis
semanas, cuenta: “me aislé en una habitación extra en la casa, pero siempre
estuve allí. Afortunadamente, al final de todo este tiempo, nunca me dio la
enfermedad. Los chequeos fueron negativos y los niveles de anticuerpos eran
negativos”.
Cuando el volumen de pacientes estaba disminuyendo, para regresar a su
normalidad y ver a pacientes de su especialidad, la exigencia era de test
negativos.
Él, que usualmente hace todos los días una ronda hospitalaria en la mañana,
al final de la mañana o inicios de la tarde y en los turnos de fines de semana,
-que eran cada tres semanas- trabajaba por jornadas de 10 horas diarias. Pero
el covid-19 hizo que todo parara y estuviera 100% en cuidados intensivos.
“Yo era el médico encargado de manejar algunas de las unidades en ECMO y
encargado de hacer las traqueotomías a todos estos pacientes, aquí en la  institución hicimos casi 200 y en un día pico hicimos 11. Entonces
trabajábamos desde las 7 a.m. y salíamos sobre las 10:00 p.m.”, recuerda,
agregando que por esas cinco semanas trabajó sin descanso para atender a
los pacientes.
“Fue una dedicación muy intensa para ayudar a los pacientes, porque el
número subía y los médicos intensivistas tuvimos estar al frente del manejo”,
afirma.

Ahora volverá a atender los casos que estaba acostumbrado. La rutina, por
ahora, volverá a ser la misma de antes, pero él y su experiencia es claro que
cambió. Una extrapolación de lo que vivió una de las ciudades más afectadas
por la pandemia en voz de un colombiano.