Una creciente opinión, incluyendo el Presidente del Consejo de Estado, dice que el Congreso es la vía más idónea dice el Presidente
Alocución del Presidente Juan Manuel Santos sobre la firma del nuevo Acuerdo de Paz
Buenas noches,
Hoy, como lo he venido haciendo periódicamente en las últimas semanas, quiero contarles sobre el avance del diálogo nacional alrededor del nuevo acuerdo de paz con las Farc.
Como ustedes saben, durante más de 40 días escuchamos con mucho cuidado a todos los sectores sociales, políticos, a las víctimas, a los jóvenes, la iglesia, las comunidades indígenas y afrodescendientes, a los empresarios, las Altas Cortes, a los gobernadores y alcaldes.
Recogimos sus propuestas, las defendimos con firmeza y lealtad en la mesa de negociaciones y –luego de nueve días e intensas sesiones de trabajo en La Habana—alcanzamos un nuevo, un mejor acuerdo de paz, ajustado y modificado con la inmensa mayoría de los temas propuestos por los colombianos.
Fue un trabajo serio y juicioso. Ustedes pueden juzgar y verificar directamente los cambios realizados en la página web del Alto Comisionado para la Paz. Ahí se puede comprobar que se hicieron cambios de fondo y que se atendieron la gran mayoría de las solicitudes y propuestas.
Desde ese 12 de noviembre, cuando se alcanzó el nuevo acuerdo con las Farc, hemos presentado y explicado en detalle los cambios y ajustes logrados a los colombianos y a los voceros del no.
La respuesta de los colombianos ha sido muy positiva. Los jóvenes, las víctimas, los empresarios –recibí de Rosario Córdoba una carta a nombre de los principales empresarios–, la Iglesia católica en cabeza del propio Cardenal Rubén Salazar, la mayoría de los pastores cristianos, los medios de comunicación, los gobernadores y alcaldes de todo el país han reconocido que los cambios son de fondo, significativos y satisfactorios para ellos.
Todos han apoyado este nuevo acuerdo y han solicitado que iniciemos a la brevedad posible su implementación para dar estabilidad y seguridad al cese al fuego, y avanzar hacia la paz.
El nuevo acuerdo también ha recibido el apoyo de la comunidad internacional. Los Estados Unidos, la Unión Europea, todos los países de nuestro continente reunidos en la OEA, saludaron y reconocieron el diálogo nacional y la inclusión de sus resultados y recomendaciones en el nuevo acuerdo.
El fin de semana pasado también me reuní con los presidentes de China, de Estados Unidos y de Rusia, con los primeros ministros de Japón, Australia y Nueva Zelanda y los jefes de Estado de la comunidad de países de la Cuenca del Pacífico. Todos, es decir literalmente el mundo entero, expresaron su apoyo al nuevo acuerdo.
Agradezco esas voces de respaldo nacionales e internacionales.
Desgraciadamente, algunos de los sectores más radicales del No se siguen oponiendo al nuevo acuerdo, a pesar de sus claros e importantes cambios y ajustes. Lamento de veras esa posición.
Quiero sin embargo, reiterar nuevamente mi disposición al diálogo para lograr consensos y entendimientos sobre la implementación del acuerdo, que es TAN IMPORTANTE como el acuerdo mismo. La puerta está abierta.
Pero debo decir una cosa. Mi primera y principal preocupación es por el proceso de paz y por el riesgo –que crece cada día—de echar para atrás lo alcanzado, dada la fragilidad del cese al fuego.
El incidente en el Sur de Bolívar, los atentados y homicidios contra líderes comunales y defensores de derechos humanos ocurridos en los últimos días, nos muestran que cada día que pasa aumentan los riesgos de nuevos incidentes. Esto lo confirmamos esta mañana en una reunión con Gobierno, el Fiscal General y el representante de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Se han perdido vidas y hay muchas más en peligro. No podríamos perdonarnos no haber actuado con prontitud y firmeza para corregir esta situación.
Tenemos que actuar. No hay tiempo que perder.
Por eso, el día jueves, pasado mañana, vamos a firmar este nuevo acuerdo aquí en Bogotá, en el Teatro Colón.
Una vez firmado el nuevo acuerdo, quedan los temas de la refrendación y de la implementación.
En cuanto a la implementación, ésta debe hacerse necesariamente por el Congreso. Es allí donde todas las leyes de la República deben ser discutidas y aprobadas.
Sobre la refrendación, siempre ha habido diferentes opciones.
Una alternativa es realizar un nuevo plebiscito sobre este nuevo acuerdo.
La inmensa mayoría de los sectores de la sociedad civil, los jóvenes, la Iglesia y sectores políticos han señalado su preocupación frente a un nuevo plebiscito. Una nueva campaña polarizaría de manera peligrosa al país y éste es el momento de la unión y no la división.
Estoy de acuerdo con ellos. Mi deber como presidente es promover la unión, no la polarización.
Otros han sugerido presentar el nuevo acuerdo a consideración de los concejos municipales y las asambleas departamentales, como instancia democrática local.
Finalmente, una creciente opinión, incluyendo el Presidente del Consejo de Estado, ha señalado que es el Congreso de la República la instancia democrática más idónea para refrendar el Acuerdo de Paz.
El Congreso es quien, en nuestras instituciones democráticas –en toda democracia– representa al pueblo para que a nombre de los ciudadanos legisle, y apruebe todas las normas que nos rigen, las reformas constitucionales, los tratados internacionales y las leyes.
En el Congreso por su naturaleza misma, cuenta no sólo con la legitimidad del voto popular, sino que representa a todos y cada uno de los departamentos y regiones del país. Dado que la paz se consolidará desde los territorios, este elemento es muy importante.
Después de escuchar todas propuestas y alternativas, y de común acuerdo con las Farc, es claro que la vía más conveniente y legítima para refrendar este nuevo acuerdo es a través del Congreso de la República, donde además están representadas todas las visiones y opciones políticas del país, desde la extrema izquierda hasta la extrema derecha.
En esa dirección voy a proceder.
Queridos compatriotas,
Después de más de 8 procesos de paz que no concluyeron a lo largo de 34 años, tenemos ante nosotros la oportunidad única de cerrar este capítulo tan doloroso de nuestra historia y que ha enlutado y afligido a millones de colombianos por más de medio siglo.
Este nuevo acuerdo posiblemente no deja TOTALMENTE satisfecho a TODO el mundo. Así sucede con todos los acuerdos de paz. Siempre habrá voces críticas. Es comprensible y respetable.
Pero mi deber, mi compromiso, con las víctimas, con los jóvenes, con los campesinos, con TODOS ustedes es proteger la vida, acabar el conflicto armado y preservar la esperanza de paz y reconciliación para nuestro país.
Implementar este nuevo acuerdo a la mayor brevedad posible es fundamental para cumplir con la obligación que tengo con ustedes colombianos.
Ante esta coyuntura tan excepcional, con todo respeto les pido que levantemos la mirada hacia el futuro. No pensemos sólo en el ahora y en el corto plazo. Pensemos en la Colombia que queremos para hoy y para los años por venir.
Pensemos en las vidas que la paz salvará, en las víctimas que no tendrán que sufrir la violencia ni el desplazamiento.
Pensemos en las oportunidades de progreso y desarrollo que la paz nos abrirá.
Desde el fondo de mi corazón quiero hacer un llamado y apelar al sentido de patria y al amor que todos sentimos por nuestra Colombia querida, para que nos unamos todos, los que votaron sí, los que votaron no y los que no votaron. Tenemos que avanzar. Podemos hacerlo de manera concertada y con la participación de todos.
No perdamos esta oportunidad.
La paz la construimos entre todos. La paz nos beneficia a todos.
Buenas noches.
(Fin)