Princesa japonesa renuncia a su condición real y a su dote para convertirse en plebeya por amor
Por Eco
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La princesa japonesa Mako hija del hermano del Emperador Nurahito, quien heredará el trono, dejó atrás su condición de realeza para casarse por amor con un plebeyo. La boda se efectuó ayer martes en una discreta ceremonia sin las celebraciones tradicionales. Según la ex princesa su matrimonio fue retrasado tres años y considerado inadecuado. El matrimonio provocó un escándalo en Japón y las críticas le cayeron encima hasta producir en ella una situación traumática.
Al casarse con Kei Komuro, Mako perdió su condición real y adoptó el apellido de su esposo. Las mujeres japonesas deben abandonar sus apellidos al casarse debido a una ley que requiere que los matrimonios utilicen sólo uno.
“Para mí, Kei-san no tiene precio. Para nosotros, nuestro matrimonio fue una decisión necesaria para vivir de acuerdo con nuestros corazones”, dijo Mako en una conferencia de prensa televisada.
Komuro respondió: “Amo a Mako. Sólo tengo una vida y quiero pasarla con alguien a quien amo”. Expresó su esperanza de que Mako y él pudieran compartir sus sentimientos y animarse en tiempos felices y difíciles. Y agregó “Confío en tener una cariñosa familia con Mako, y seguiré haciendo todo lo que pueda para proveer para ella”. Mako y Komuro se conocieron como estudiantes en la Universidad Internacional Cristiana de Tokio.
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Mako salió de palacio el martes por la mañana después de despedirse sentimentalmente de sus padres, el príncipe heredero Akishino, y la princesa heredera Kiko, y su hermana kako.
La pareja no respondió a preguntas en la conferencia de prensa, porque Mako había expresado temor e incomodidad sobre qué podrían preguntarle, indicó la agencia. En lugar de eso, respondieron por escrito a preguntas remitidas por la prensa con antelación.
El vocero del palacio anunció que la ex princesa se está recuperando de lo que los médicos describieron como una forma de estrés postraumático, que sufrió tras ver la cobertura mediática negativa sobre su matrimonio, especialmente sobre los ataques a Komuro.
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Mako además de perder su título real había renunciado a la dote de 140 millones de yenes ($1.23 millones de dólares), a la que tenía derecho, por abandonar la familia imperial, según funcionarios de palacio. Es la primera integrante de la familia imperial desde la II Guerra Mundial que no recibe el dinero al casarse con un plebeyo, y decidió hacerlo por las críticas por su boda con un hombre al que algunos consideraban inadecuado para ella.
La pareja tenía previsto trasladarse a Nueva York para comenzar una nueva vida. “Habrá diferentes dificultades al comenzar nuestra nueva vida, pero caminaremos juntos como hemos hecho en el pasado”, dijo Mako, que dio las gracias a todos los que la apoyaron.
En una aparente alusión a la salud mental, señaló que “muchas personas tienen dificultades y ven heridos sus sentimientos cuando intentan proteger sus corazones. Confío con sinceridad en que nuestra sociedad será un lugar donde más personas puedan vivir y proteger sus corazones con la ayuda afectuosa y el apoyo de otros”.
Las normas de la casa imperial sólo permiten la sucesión masculina y requieren que las mujeres renuncien a su condición real cuando se casan con un plebeyo, lo que ha reducido el número de miembros de la familia y de herederos al trono.
En la familia imperial japonesa, sólo los varones reciben un nombre familiar, mientras que las mujeres sólo tienen títulos y deben marcharse si se casan con plebeyos.
Este ejemplo de paternalismo de tiempos de preguerra, que aún persiste en la familia imperial, se ve reflejado también en las políticas japonesas de género, que muchos tachan de anticuadas, como una ley que requiere que las parejas casadas utilicen sólo un apellido, casi siempre el del marido.
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Después de Naruhito, en la línea de sucesión sólo quedan Akishino y su hijo, el príncipe Hashito. Un comité de expertos nombrado por el gobierno estudia una sucesión estable de la monarquía, pero los conservadores aún rechazan la sucesión femenina o permitir que las mujeres lideren la familia imperial.
Moraleja: El Amor siempre triunfa.