LAS VÍCTIMAS EN EL PREMIO NOBEL DE PAZ
“Recibiré el Premio Nobel de Paz en nombre de los colombianos, pero sobre todo de las víctimas del conflicto”, ha dicho el Presidente Juan Manuel Santos, quien, para la ceremonia, ha invitado a representantes de quienes han estado en el centro del conflicto y, por supuesto, en el corazón de la solución. Entre ellas, Pastora Mira García, Leiner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince.
• PASTORA MIRA
Tal vez no haya existido en Colombia una mujer, una madre y una líder comunitaria como Pastora Mira García, oriunda de San Carlos (Antioquia), que haya padecido tanto la tragedia de la violencia y el conflicto armado, y que, a pesar de ello, se haya mantenido firme en su labor por ayudar a las víctimas, e inclusive a los victimarios, en esta etapa cruel que ha sacudido a nuestra nación.
Pastora ha padecido, en carne propia, las últimas tres décadas de esta tragedia en Colombia que, por fin, toca a su fin.
El asesinato de su padre y sus seres queridos, sus hermanos y su esposo; la desaparición de su hija, el hallazgo de su cadáver, el desplazamiento de su tierra, sus condiciones paupérrimas de supervivencia, el regreso a la tierra natal, su lucha por el prójimo, su activismo social, su capacidad infinita de perdón y reconciliación (hasta el punto de brindar abrigo y primeros auxilios al victimario de uno de sus familiares), su entereza y capacidad micro-empresarial y política, hacen que se destaque dentro de los invitados al Nobel.
De hecho, ella es un ejemplo sobre cómo una tragedia puede convertirse en una nueva realidad llena de esperanza para su patria.
• LEYNER PALACIOS
Para Leyner Palacios, sobreviviente de la masacre de Bojayá (Chocó), y quien se ha destacado como líder regional de las víctimas del conflicto en el Pacífico, “el perdón es una oportunidad para seguir viviendo”.
Leyner asistía a misa en la Iglesia San Pablo Apóstol de Bojayá, cuando se desató un combate entre las Farc y las Autodefensas, que culminó con la explosión de un cilindro bomba que cayó en la iglesia y produjo la masacre.
Leyner se salvó de milagro, refugiándose en la casa de las misioneras, contigua a la iglesia.
Desde entonces se convirtió en vocero de las víctimas de Bojayá, y viajó a La Habana durante el proceso de paz con las Farc, para hablar cara a cara con uno de los actores del conflicto.
“Si queremos cambiar este país, las víctimas tenemos que empezar los procesos de perdón ya”, afirma.
• LILIANA PECHENÉ
Lideresa indígena de la comunidad del pueblo Misak de Wampia, resistente al conflicto armado en Silvia, en el Cauca. Representante en el proceso de Reparación Colectiva de la comunidad frente a la Unidad para las Víctimas.
“Nuestro mensaje desde el pueblo Misak es que le apostamos al proceso de construcción de paz, que creemos en la paz con cambios en los territorios”, dice.
Y agrega: “Desde las organizaciones de víctimas que han cargado por años con la guerra, debemos darlo todo por el proceso más difícil que ha tenido nuestro país, que es el proceso de paz”.
“La No Violencia es la ruta para tener una sociedad incluyente que vincule los derechos de todos, los derechos de los indígenas”, sostiene.
• FABIOLA PERDOMO
Fabiola Perdomo es viuda de Juan Carlos Narváez, uno de los 11 diputados vallecaucanos secuestrados por las Farc el 11 de abril de 2002 y asesinados cinco años después. Es madre de Daniela, de 16 años, y ha ejercido como directora territorial de la Unidad de Víctimas en el Valle del Cauca.
Fabiola hizo parte de la delegación de víctimas que se reunió en La Habana con los miembros del Secretariado de las Farc ‘Pablo Catatumbo’, ‘Iván Márquez’ y ‘Joaquín Gómez’, ocasión en la que estos jefes guerrilleros pidieron perdón y reconocieron que este hecho fue el “episodio más vergonzoso” cometido por esa guerrilla.
Fabiola confesó que lloró tanto esa vez como no lo hacía desde 2007, cuando se enteró de que su esposo había muerto en cautiverio. “El perdón no solo libera al perdonado sino también al que perdona”, afirma.
Y agrega que el Acuerdo de Paz con las Farc ha sido la noticia que su esposo Juan Carlos Narváez siempre esperó. “Él estaba seguro de que la paz algún día llegaría a este país, y hoy puedo decirle que puede estar tranquilo porque llegó la hora de la paz”, sostiene.
• INGRID BETANCOURT
La excandidata presidencial Ingrid Betancourt padeció el calvario del secuestro en las selvas colombianas a manos de las Farc durante más de seis años, desde febrero de 2002 hasta julio de 2008, cuando fue liberada por el Ejército Nacional en la histórica Operación Jaque, en la cual también recobraron su libertad otros 14 secuestrados: tres contratistas estadounidenses, siete militares y cuatro policías, siendo Ministro de Defensa el actual Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.
A pesar de la terrible experiencia que significó para ella perder su libertad y truncar sus aspiraciones políticas en busca de lograr un país con esperanza de futuro, a través de su partido político Verde Oxígeno, Ingrid hoy ha perdonado a sus captores, considera que el Acuerdo de Paz con las Farc es el “final de una pesadilla” y sostiene que “perder esta oportunidad de reconciliación sería un crimen generacional”.
• CLARA ROJAS
“Decirle no a la paz es una falta de grandeza”, afirma Clara Rojas, actual representante a la Cámara por el Partido Liberal, quien, al igual que Ingrid Betancourt, de quien era su mano derecha en el Partido Oxígeno, permaneció secuestrada por más de seis años en las profundidades de la manigua, donde vio nacer a su hijo Emmanuel, del que fue separada por más de seis meses y con quien solo se reunió tras ser liberada por esa guerrilla en enero de 2008. A pesar de todo, a pesar del sufrimiento, Clara no duda en afirmar hoy que “el perdón es clave para construir la paz en Colombia”.
• HÉCTOR ABAD FACIOLINCE
“Estos amantes de la muerte lo que más odian es a un hombre que ame la vida”, ha escrito el escritor y periodista Héctor Abad Faciolince, al referirse al asesinato de su padre en 1987, como parte de otro capítulo tenebroso del conflicto violento que ha vivido Colombia.
El asesinato de su padre, Héctor Abad Gómez, uno de los gigantes defensores de los derechos humanos que ha tenido Colombia, ha llevado su hijo, excelso escritor y periodista, a reflexionar sobre las más profundas causas y efectos de la violencia en Colombia.
Pero, no solo eso, sino también a proponer caminos y rumbos nuevos para salir del túnel negro, sin dejar de recalcar en el sinsentido de la guerra, la violencia y la retaliación como vía de superación espiritual colectiva.
“El olvido que seremos”, se titula una de sus más bellas y profundas obras que avanzan en este sentido.
(Fin/fca)