Historias de Sábado: “Bella sex-symbol de Hollywood, autora del gran invento que une a la humanidad” ◇ Por Eco
- Gracias a Hedy Lamarr, la mas bella sex-symbol de Hollywood de la década de los 40, disfrutamos el Wi Fi, impactante creación de extrema utilidad en las comunicaciones.
Su nombre de pila era Hedwig Eva María Kiesler, nacida en Viena (Austria) en 1915. Hija de un banquero de origen ucraniano y de una pianista de ascendencia húngara. Su infancia transcurrió en prestigiosos internados de Austria y Suiza, donde adquirió una sólida educación, pero pese a la oposición de su padre tomó el camino de la actuación, y con el apoyo familiar, se matriculó en una reconocida escuela de cine y teatro.
- La joven actriz consiguió su primer papel en la película Geld auf der Straße (1930), de Georg Jacoby, y luego pequeñas intervenciones en cintas de producción checa y germana como Die Blumenfrau von Lindenau (1931), Man braucht kein Geld (1931) o Die Koffer des Herrn O.F. (1931).
- Contratada por la Metro Goldwyn Mayer, la todavía jovencísima Hedwig Kiesler se convirtió en Hedy Lamarr, nombre elegido por Louis B. Mayer en homenaje a la estrella del cine mudo Barbara La Marr. La productora transformó en elegancia el incontestable atractivo de la actriz y, redimida del escándalo, “la más bella” debutó en el cine estadounidense con Argel (1938), un drama romántico de John Cromwell donde compartió cartel con Charles Boyer, uno de los galanes de la época.
Comenzó así una trayectoria imparable en la que firmó algunos de los trabajos más significativos de la década de los años cuarenta. Fue pareja protagonista de Spencer Tracy en “Esa mujer es mía” (1939), de W.S. Van Dyke; compartió elenco con Robert Taylor en “La mujer del trópico” (1939), de Jack Conway; y dio la réplica femenina al mismísimo Clark Gable en “Camarada X” (1940), de King Vidor, y en “Fruto dorado” (1940), nuevamente a las órdenes de Jack Conway.
- La carrera de Lamarr continuó a las órdenes de los directores más reconocidos de la época y junto a los principales actores de Hollywood.
Entre sus siguientes películas cabe destacar No puedo vivir sin ti (Clarence Brown, 1941), al lado de James Stewart; Ziegfeld Girl (Robert Z. Leonard, 1941), de nuevo junto de Stewart, Judy Garland y Lana Turner; Esquina H.M. Pulham (King Vidor, 1941); White Cargo (Richard Thorpe, 1942) o La vida es así (Victor Fleming, 1942), arropada por Spencer Tracy y John Garfield. Todas ellas confirmaron el rotundo éxito de la actriz austriaca en la cartelera estadounidense.
- Después de la Segunda Guerra Mundial, la carrera de la actriz comenzó a estancarse, y la Metro decidió prescindir de ella. Desafortunadamente, Hedy Lamarr cometió el error de rechazar el protagonismo de películas como “Casablanca” o “Luz que agoniza”. Sus trabajos no pasaron de aceptables hasta que, en 1949, aceptó participar en la superproducción de Cecil B. DeMille Sansón y Dalila, junto a Victor Mature.
La película fue un rotundo éxito y supuso la primera colaboración de Lamarr con la productora Paramount.
Después en muchas otras películas con actores de primera se despidió en 1957 de la gran pantalla. Alejada del cine, Hedy Lamarr pasó apuros económicos y fue testigo de la subasta de todos los bienes de su casa de Beverly Hills.
- En 1966 fue acusada de robo en un supermercado y, aunque finalmente salió absuelta, la publicación ese mismo año, de su autobiografía, “Extasys and Me”, no contribuyó a mejorar la imagen de quien había sido una de las mujeres más bellas de la historia del cine. El libro recogía con minucioso detalle los escándalos amorosos y sexuales de la actriz, y aunque Hedy Lamarr demandó a la editora por falsear su azarosa vida sentimental, Hollywood le dio definitivamente la espalda.
A pesar del triste final de su vida, Hedy Lamarr pasó a la historia no sólo por su aportación al séptimo arte, sino también por sus descubrimientos en el campo de la defensa militar y de las telecomunicaciones.
- Enemiga declarada del nazismo, durante la Segunda Guerra Mundial ideó, junto a su amigo el compositor George Antheil, un sistema de detección de los torpedos teledirigidos utilizados en la contienda. Inspirado en un principio musical, el invento funcionaba con ochenta y ocho frecuencias, equivalentes a las teclas del piano, y era capaz de hacer saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético. Una vez patentado, Estados Unidos lo utilizó por primera vez durante la crisis de Cuba, y después como base para el desarrollo de las técnicas de defensa antimisiles. Finalmente, se le dio utilidad civil en el campo de las telecomunicaciones.
Septiembre 24, 2022
(Fin)