Historias De Sábado ◇ No es francés como se cree
- De entrañable origen
Karel
- Cuando mencionamos la palabra Croissant, evocamos al instante la imagen de un lugar acogedor al aire libre en cualquier esquina de Paris, tomando un cafecito acompañado de un exquisito croissant o media luna, porque la mayoría cree que el famoso manjar por llamarse así, es de origen francés.
Lo que la mayoría ignora, es que Austria es el país de nacimiento de este clásico de la pastelería. Y la historia de su origen es tan interesante como entrañable, lo mismo que su viaje de Austria a Francia.
- Todo comenzó en 1683, cuando Viena (capital de Austria) fue sitiada por más de cien mil turcos otomanos. Después de varios meses de intentar derrotarlos, los turcos intentaron hacer un túnel por debajo de las paredes para entrar a la ciudad.
Afortunadamente para toda la ciudad, algunos panaderos que trabajaban en el turno de la noche escucharon los sonidos de la excavación de los turcos, y de inmediato alertaron a los defensores de la ciudad, quienes con su ejército vencieron a los turcos, obligándolos a retirarse.
- Para celebrar el victorioso final del asalto los panaderos de Viena hicieron una masa, con la forma de la media luna que habían visto en la bandera del enemigo. Por lo que el croissant simbolizó la manera de “comerse a un turco”, una dulce venganza llevada a cabo gracias a la acertada colaboración de los panaderos vieneses quienes llamaron a esta nueva pieza de hojaldre, Kipferl, que significa “media luna”, y continuaron horneándolos cada año, para celebrar la victoria austriaca sobre los turcos en 1683.
No fue sino hasta 1770, cuando la austríaca María Antonieta, esposa de Luis XVl, que al extrañar el sabor delicioso del Kipferls de su país, lo introdujo a Francia con el nombre de “Croissant” que significa Creciente en francés, debido a su forma de cuarto creciente lunar.
- Según la historia, la reina María Antonieta se negaba a comer con los miembros de la realeza francesa, si no le servían los platos de su Austria natal. Fue ella un factor importante en la historia del croissant, o cruasán en español. Hoy por hoy es un símbolo del orgullo nacional, y extendido en el mundo como el acompañamiento ideal en los desayunos y meriendas.