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Este Viernes Santo, conmemoración ​ de la muerte de Jesús, nos invita a reflexionar sobre sus últimas palabras

Karel
Jueves y Viernes santos son los días más dolorosos de la Semana Santa, que en cada año conmemoramos ​ los católicos con recogimiento espiritual.​


  • El Viernes Santo según el Nuevo Testamento, es el aniversario de la muerte de Jesús en la Cruz, decisión que tomó para lavar los pecados del mundo. De ahí que sus ultimas siete palabras son tan significativas para la Fe católica.

1.

Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen” (Lc 23, 34).​ Con esta frase quería decir, que el perdón es un don que brota de lo más profundo del amor de Dios. El perdón es un regalo Divino. Pidió​ perdón por sus verdugos, por quienes lo abandonaron y por toda la humanidad,​

2. “Yo te aseguro, hoy estarás comigo en el Paraíso”​ Jesús está en la cruz en ese momento difícil y allí él va expresar eso tan importante de amar a los hermanos. Se lo dice al ladrón arrepentido que asume la condición de su historia, de su pecado, mientras que el otro cuestiona a Jesús.

3.

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y Juan. Jesús, viendo a su madre y, junto a ella, al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo”. Luego dice a Juan: “Ahí tienes a tu madre”. “Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa (Jn 19, 26-27).​ Cuando el señor entrega a Juan como hijo a María, ahí estamos todos representados. Con esto nos ha dado el tesoro más grande de la vida, una madre con corazón eterno, la Virgen María.

4.​ Jesús con fuerte voz exclama: “¡Elí, Elí! ¿lemá sabactaní?”, esto es: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”.​ Dios no abandona al hombre. En la mayoría de dificultades que padecemos, somos nosotros los que abandonamos a Dios. En el calvario, la cantidad y crueldad de los sufrimientos de Jesús, resintieron de tal modo su naturaleza humana.

5. Jesus​ dice: “Tengo sed” (Jn 19, 28).​ La sed que siente Jesús no es solo una necesidad fisiológica, sino que es la sed de amor, de justicia y perdón. Ese deseo que tuvo en la cruz es que quiere que tengamos todos nosotros: sed de servir, de ayudar aún en el sufrimiento.

6.

Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: “Todo está consumado”(Jn 19, 30).​ Jesús está terminando su vida y su misión, y está diciendo que todo está cumplido. Es decir, está mirando la obra que el padre le encomendó , ser el redentor de la humanidad. Él fue obediente, hasta la muerte en la Cruz, por la misión que el padre le confió.

7.

Jesús, dando un fuerte grito, dijo “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y dicho esto, expiró.​ Jesús concluye su misión terrenal entregando su espíritu a Dios. Con sus palabras devuelve la dignidad a pobres, enfermos y pecadores. Sin embargo, su coherencia y muerte tuvieron consecuencias que llegan a lo máximo posible.​ Jesús no vuelve a su padre derrotado sino con la victoria del amor que vence al odio; que en nosotros también venza el amor frente a los sentimientos destructivos.